Gestión ambiental. Una profesión de futuro.

La gestión ambiental tiene que ver con realizar la actividad de la organización a la que pertenecemos de forma que, mientras avanzamos hacia los objetivos corporativos, procedamos afectando lo más positivamente posible al medio ambiente, o al menos lo menos negativamente. Para que esto suceda necesitamos ser conscientes de qué estamos haciendo y de las consecuencias que eso tiene en el medio ambiente. Para ser conscientes de lo que estamos haciendo es necesario estar alerta y perceptivos. Y para ser conscientes de las consecuencias que producimos es imprescindible conocer el estado inicial, los sucesivos estados intermedios y del estado final que alcanzamos. Así, cuando vemos y percibimos nuestra progresión y sus efectos, podemos luego reflexionar sobre cómo hacer las cosas mejor, aprender de nuestra experiencia (de nuestros aciertos y de nuestros errores) y tomar decisiones para redirigir nuestros esfuerzos de forma que seamos más eficientes en nuestro desempeño. Y en eso consiste básicamente la gestión ambiental. Es sabido que las organizaciones que perduran son aquellas que consideran prioritario para el logro de sus objetivos afectar positivamente al entorno en el que operan. Y para eso necesitan conocer dos cosas: por un lado necesitan conocer sus procesos operativos, es decir cómo hacen lo que hacen; y por otro lado necesitan conocer cómo eso afecta al medio en que operan, lo que conlleva conocer los procesos que suceden en ese medio y comprender las relaciones que existen entre ellos. Es decir, necesito conocer qué es y cómo funciona el medio ambiente (atmósfera, agua, suelo, seres vivos, radiaciones energéticas como el sonido, la luz, las reacciones físico-químicas… y cómo las actividades que realizamos pueden alterar los complejos y delicados equilibrios que permiten la vida como la conocemos y con ello afectan al logro de los objetivos a medio y largo plazo de nuestra organización y así condicionan que tenga éxito y perdure o que fracase y desaparezca. Además el hombre como animal social que es, organiza su actividad en torno a un conjunto de normas que determinan los límites aceptables de su conducta en relación con el entorno en el que opera. Algunas de estas normas, las que regulan los mínimos exigibles para la convivencia, toman forma legal y por tanto son obligatorias, mientras que otras sirven para que aprendamos cómo hacer las cosas aún mejor y son por eso voluntarias. En el primer caso nos referimos a las leyes en el segundo a las normas ISO entre otras. La norma ISO 14001 sirve para que las organizaciones sean conscientes del impacto ambiental que sus procesos operativos producen, y establece unos requisitos que ayudan a las organizaciones a que aprendan de sus errores facilitando que mejoren continuamente su desempeño. Para que este aprendizaje se produzca necesitamos reflexionar sobre qué distancia separa lo que queríamos lograr (declaración de política y objetivos de la organización) de lo que hemos conseguido (evaluación del desempeño). Y para que esto suceda hemos de realizar un control de las operaciones que realizamos en los cada uno de los procesos, y documentar lo que estamos el resultado de lo que estamos haciendo, de forma que salgan a la luz nuestros errores (oportunidades de mejora) para que podamos aprender de ellos y mejorar. Y cuando realizamos esto periódicamente generamos un ciclo virtuoso de mejora continua que permitirá a la organización ser cada vez más competitiva porque afecta de manera cada vez más positiva al medio en el que opera. Si quieres convertirte en un expert@ en Gestión Ambiental, obtén tu certificado de profesionalidad SEAG0211, título oficial que te permitirá disfrutar de trabajar por el mundo que nos rodea. Consulta nuestra oferta completa de certificados de profesionalidad, fórmate y mejora tus oportunidades profesionales. Alberto Resino (Docente Grupo CDM)

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