El pasado año 2.022 se publicó la nueva ley de residuos, Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular y en ella se establece la obligatoriedad de nuevas recogidas separadas, entre otros, para los biorresiduos.
También se establecen los objetivos y medidas en la gestión de los residuos. Estos estarán destinados a fomentar la preparación para la reutilización y el reciclado fijándose un calendario de implantación de nuevas recogidas separadas, también por supuesto para los biorresiduos.
Para dichos residuos se deberán adoptar medidas específicas para posibilitar su separación y reciclado mediante tratamiento biológico, incluido el tratamiento en origen mediante compostaje doméstico o comunitario, y la obtención de enmiendas orgánicas de calidad.
Las entidades locales tienen el reto de cumplir lo que especifica la Ley, es decir deben establecer recogida selectiva, entre otras, de los biorresiduos de origen doméstico, antes del 30 de junio de 2022 para las entidades locales con población de derecho superior a cinco mil habitantes, y antes del 31 de diciembre de 2023 para el resto. Se entenderá también como recogida separada de biorresiduos la separación y reciclado en origen mediante compostaje doméstico o comunitario.
Empecemos por el principio, ¿qué es un biorresiduo? Pues es un residuo biodegradable vegetal de hogares, jardines, parques y del sector servicios, así como residuos alimentarios y de cocina procedentes de hogares, oficinas, restaurantes, mayoristas, comedores, servicios de restauración colectiva y establecimientos de consumo al por menor, entre otros, y residuos comparables procedentes de plantas de transformación de alimentos.
Pero, ¿se va a dar cumplimiento a esta obligación por parte de la Administraciones? Sin querer ser pesimista yo veo el cumplimiento de este objetivo prácticamente imposible, pues únicamente se ha implantado el contenedor de la recogida de esta fracción, contenedor marrón, en el País Vasco, Cataluña, Madrid capital y se está empezando a implantar en algunas zonas del resto de la geografía. No parece por tanto que se vayan a cumplir los plazos establecidos por la Ley.
Y, ¿cuál es el reto de los ciudadanos? Pues una cosa tan sencilla como separar toda la fracción orgánica del resto de fracciones. El problema es que los ciudadanos ni tienen la información de que es lo que deben hacer, ni los medios para poder hacerlo.
Es necesario hacer una gran labor de educación e información a este respecto, y quizá algo que puede ser muy instructivo sería el que los ciudadanos conocieran cómo es el procesamiento de esta fracción orgánica. Daré por tanto una pequeña explicación.
Existen dos tipos de microorganismos los aerobios y los anaerobios: la diferencia clave entre los microorganismos aeróbicos y anaeróbicos es el requerimiento de oxígeno, para los microorganismos aerobios de supervivencia, mientras que no lo es para los microorganismos anaeróbicos. Es decir, los microorganismos aeróbicos requieren oxígeno durante la respiración celular aeróbica, mientras que los microorganismos anaeróbicos no requieren oxígeno para su respiración celular.
La respuesta al oxígeno es la base para la clasificación de los microorganismos como aeróbicos y anaeróbicos. Debido a esto, estos microorganismos poseen diferentes características para realizar sus funciones durante la respiración celular.
Aprovechando estas características de los microorganismos, podemos realizar dos procesos con la materia orgánica, uno aeróbico, proceso de compostaje, y otro anaeróbico, la biometanización.
– El compostaje es un proceso de fermentación y transformación de materia orgánica que, gracias a la presencia de oxígeno, permite la producción de un material fertilizante estabilizado y rico en humus: el compost. Se utiliza mucho en jardinería y agricultura para mejorar la calidad del suelo. Es por tanto una enmienda para los suelos sobre explotados y pobres en humus.
– La biometanización es un proceso en el que una selección natural de microorganismos descompone mediante una digestión anaeróbica la materia orgánica, en ausencia de oxígeno, en biogás y un residuo sólido estabilizado (aproximadamente, la mitad en peso que el residuo de partida). El biogás, que es una mezcla de metano, dióxido de carbono y otros gases minoritarios, puede ser utilizado como combustible puesto que, si bien su composición depende de la materia orgánica digerida, la riqueza en metano suele estar entorno al 60%.
El metano una vez depurado pasa por turbina y genera energía eléctrica o se puede utilizar para producir calor, como otros gases como el propano o el butano.
Además, se trata de una energía renovable que contribuye a la disminución de la producción de gases con efecto invernadero.
Creo que, si los ciudadanos conocemos las ventajas que supone, tanto en términos económicos como medioambientales, la separación de la fracción orgánica, es muy posible que pongamos mayor empeño en hacer las cosas bien.
Las administraciones por su parte, deben poner los medios e incentivar a los ciudadanos que realicen una buena labor de segregación de las distintas fracciones de residuos que generan en sus hogares, industrias, comercios…
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Carmen Vázquez
Docente de CDM
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