Los inicios de Certificado siempre me producen cierto vértigo, no saber de las personas con las que compartiré varios meses, su forma de pensar, su carácter, los anhelos y esperanzas puestas en la formación que emprendemos, todo ello comprimido en un aula en la que se unirán nuestras vidas caminando en paralelo.
Una cosa iguala a alumnos y docentes, el deseo y la vocación por ayudar, ya sea a personas mayores, niños, dependientes de toda clase y condición. El amor al prójimo, al próximo, desemboca en buscar una mejor formación para poner en práctica ese amor antes mencionado siendo más eficientes en el ejercicio de nuestra profesión, una de las más bonitas del mundo.
Conociendo más y más a las personas con las que paso gran parte de su/nuestro tiempo averiguaremos que no solo están dispuestas a mostrar ese amor por los demás, cuidando de aquellos que más lo necesitan sino que también necesitan ser cuidadas, tenidas en cuenta, mimadas como forma de recarga de esa energía necesaria para emplearla en la atención a los demás.
El Certificado de profesionalidad de Atención Sociosanitaria en Domicilio les dotará de los conocimientos teóricos y prácticos, mejorar en algunos casos su mermada autoestima. Pero también será una ventana abierta para salir de situaciones difíciles, podrán alcanzar una independencia económica que les permitirá ser los dueños de sus vidas, de desprenderse de una dependencia no siempre positiva.
Son mujeres fuertes, valientes, de las que me siento muy orgulloso, sé que el desempeño de su actividad profesional será excelente, que cada día va a mejorar el anterior y sobre todo, aquellos usuarios que estén siendo atendidos por ellas estarán en las mejores manos posibles, serán queridos, respetados y cuidados.
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