La librería Delirio de Móstoles es un referente en el sector de venta de libros y cómics, siendo reconocida como mejor librería de España en los premios Carlos Gímenez concedidos en la feria Comic Con de Madrid. Pero antes de recibir su premio por tercer año consecutivo, nos invitó a conocer y disfrutar de su pequeño local donde la animación cultural se respira en sus estantes y actividades.
El día 29 de noviembre salimos de las aulas para encontrarnos con Such, responsable de un negocio de librería cuya actividad traspasa el mero intercambio entre libros y monedas como sucede en otros comercios. Aquí no se comercia con la cultura, la cultura se vivencia con las múltiples actividades que aquí suceden: talleres y actividades infantiles, firmas o presentaciones de libros, y muchas más acciones vinculadas a la famosa “animación a la lectura”, lejos de la fastidiosa lectura obligatoria de la enseñanza obligatoria.
Empezamos nuestra visita con una charla muy amena y afectuosa con Such, donde nos sumergió en los contenidos relacionados con el curso, en este caso la Animación Cultural y el trabajo en RED. Desde ese sentido particular de Such, que entiende la comunidad como nexo de unión de las acciones vecinales de un barrio, la librería se convirtió en un aula práctica de transformación social desde las ideas y las acciones que Such nos planteaba. Desde la colaboración con otros colectivos y entidades culturales y asociativas, más o menos institucionalizadas, hasta el Márketing Cultural más artesanal, pasando por la magia de la noche de niños y niñas, Such nos dibujaba papel de regalo y contenidos teóricos en un inmenso bocadillo compartido por los pensamientos de nuestro alumnado.
A continuación, dejamos un extracto de los comentarios que nuestro alumnado inspirado escribió a propósito de la visita.
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¡Qué gran mañana! ¡Qué grande es Such! Un gatuno inconformista siempre en movimiento. Una red artística. Una red de ayuda.
Colectivos.
Redes.
Hacer barrio, decían.
Una semilla cultural.
Y al fin, tejido social empoderado, creativo y cultural.
¿Un delirio absoluto?
No.
Una cálida realidad.
Un oasis en un pueblo que un día se llamó Móstoles.
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A Delirio acudimos a escuchar poesía.
Y entre versos y charlas se nos alargó el día.
Such hablaba y hablaba de redes y pasión.
Mientras nosotros prestábamos mucha atención.
Las magdalenas caían,
las galletas eran devoradas,
y la cultura fluía directa y renovada.
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«En Delirio la librería
escuché poesía
mi vida está vacía
sin Such y su simpatía»
